sábado, 28 de marzo de 2009

TELÉFONOS MÓVIL CON GPS

Teléfonos móviles con GPS amenazan a los tradicionales dispositivos de navegación por satélite

Cuando apenas despuntaba el siglo XXI, los fundadores del sitio web wcities.com, con sede en Londres, imaginaron la posibilidad de que un turista en alguna ciudad del mundo activara su teléfono móvil y la pantalla no solo le revelara su ubicación en un mapa, sino que le suministrara información del lugar donde se encontraba: historia si se trataba de un monumento, especialidad si era en un restaurante, estilo si era un almacén de ropa...

Un ejército de redactores en más de un centenar de ciudades de 70 países levantó una monumental guía turística multilingüe, a la espera de que el sistema de posicionamiento global GPS se masificara dentro de los teléfonos móviles. Pero en ese entonces el sueño de los inversionistas sonaba distante, como le habría parecido un relato de Julio Verne a un lector del siglo XIX, y por eso la actividad en Wcities.com se fue apagando hasta quedar convertida simplemente en una página con reseñas de ciudades.

Hoy día aquellos pioneros y visionarios podrían estar diciendo, como Julio Flórez, "todo nos llega tarde", pues los GPS, esos copilotos virtuales de la era posmoderna, están migrando de forma vertiginosa de su cajita con pantalla en el panorámico del automóvil hacia el teléfono celular. De hecho, según la firma ABI Research, aun cuando los fabricantes de teléfonos móviles prevén una caída en sus ventas del cuatro o el cinco por ciento durante 2009, tienen el consuelo de que sus aparatos con GPS incrementarán sus ventas en seis por ciento. Más aún, calculan que en 2014 el 90 por ciento de los celulares ofrecerán esta herramienta.

Con el nuevo actor en el escenario, los expertos comienzan a preguntarse cómo será en adelante la repartición de la torta del negocio del GPS. De entrada, es claro que el pastel será más grande pues la tecnología tiende a masificarse. Lo que resta por saber es si el celular monopolizará el sistema o si los dispositivos portátiles de navegación (PND, por su sigla en inglés), aquellos de pantalla de 3,5 pulgadas que cuelgan del panorámico de los automóviles, están condenados a desaparecer.

Repartir el ponqué

Por lo pronto, ABI Research les augura un buen futuro a los PND: según sus cuentas, los dispositivos de esta especie preinstalados de fábrica en los vehículos se incrementarán gradualmente a una tasa del 30 por ciento para alcanzar en 2012 más de 10 millones de unidades en Estados Unidos y Europa. Actualmente, Garmin y TomTom son los grandes fabricantes mundiales de PND. Entre ambos se reparten más de la mitad del mercado global, pero Garmin es el número uno en Estados Unidos, país que registró el mayor crecimiento en ventas de estos equipos en los últimos años.

Para Fernando Jiménez, gerente comercial de Coltrack, una empresa que ofrece PND y mapas de navegación de las principales ciudades del país, la participación activa de los fabricantes de celulares impulsará la masificación del uso del GPS en mercados en los que aún su popularidad no es tan marcada, como en Colombia. Jiménez cree que en los próximos tres años esta tecnología será una aplicación común en los celulares, "al igual como hoy en día la mayoría ofrecen conectividad inalámbrica Blutooth".

Sin embargo, el directivo no cree que los celulares acaben con la fabricación de PND, ya que aún los teléfonos tienen desventajas frente a estos dispositivos, como el reducido tamaño de la pantalla -que dificulta la navegación mientras se conduce un automóvil- y la breve duración de la batería del celular.

Hans González, gerente técnico de Motorola, comparte esta visión y comenta que si bien los celulares son un competidor en el mercado de GPS, ellos son un complemento de los PND. "Definitivamente, no los harán desa-parecer", asegura.

La extinción

En cambio, Julián Burbano, portavoz de Samsung, cree que por ahora los celulares son un complemento de los PND, pero el pulso lo ganarán los teléfonos debido a su capacidad de conectarse a Internet. Ahora bien, los fabricantes de celulares aún deben sortear la dificultad de incluir chips de GPS en teléfonos de gama media. Solo así podrán aspirar a masificar la tecnología, plantea Burbano.

Mauricio Muñoz, director de soluciones y servicios de Nokia, es aún más drástico: "Las personas van a preferir un solo equipo y será el celular". Esto, porque el teléfono móvil presta el mismo servicio que un GPS tradicional y puede actualizar la información de los mapas en cualquier momento y de manera automática. El directivo asegura que la utilización de GPS en los celulares será una tendencia marcada inicialmente por los usuarios de teléfonos inteligentes, quienes -siempre a la vanguardia- emplearán la herramienta para buscar restaurantes, bares, centros comerciales, droguerías, parqueaderos, teatros y puntos de interés cercanos a su posición.

Pero la prueba más contundente de que los GPS se popularizarán es la fuerte apuesta de los grandes fabricantes. Mientras Samsung y Motorola anuncian que para el segundo semestre de 2009 ampliarán su portafolio de equipos con GPS en el país y la posible oferta de mapas de navegación para algunas ciudades de Colombia, Nokia presentó la semana pasada la tercera edición de su programa de localización y navegación Nokia Maps, que habilitará un paquete de información cartográfica de todo el país, con características especiales en nueve ciudades nacionales. Con este panorama, no quedan dudas, los celulares van por todo el ponqué.

COLOMBIA, EN LA JUGADA

En el país ya hay varias empresas, como Coltrack, Pamacol, Silice Digital y Gisco, que ofrecen equipos y mapas de navegación de las principales ciudades. Así mismo, firmas como Publicar (MapasPublicar.com) desarrollaron servicios que se apoyan en mapas digitales para hacer más útil la información sobre establecimientos comerciales y sitios de interés en las ciudades del país. En algunos casos, estos mapas digitales que se ofrecen, además de permitir la navegación por la Red, brindan completa y detallada información comercial y la ubicación exacta de diferentes puntos de interés para un usuario, como bares, museos, hospitales, centros comerciales, parques, establecimientos públicos o entidades estatales, e incluso tienen imágenes de las rutas y edificaciones en 3D.

Revista Cambio. Marzo 28 de 2009

domingo, 22 de marzo de 2009

20 AÑOS DE LA WEB

Dos décadas después, la edad de la inocencia de Internet ha dado lugar a una etapa donde la seguridad y la propiedad preocupan.

Se cumplen dos décadas desde cuando el físico Sir Timothy John Berners-Lee desarrolló la World Wide Web (la red mundial), con la cual dio un vuelco a las comunicaciones. Las tres uve dobles que anteceden cada dirección de Internet y hacen parte del lenguaje cotidiano abren hoy las puertas de un universo virtual presente en la vida de una sexta parte de la población global. Los retos que ha desencadenado esta gran telaraña informática abarcan desde el surgimiento de nuevas modalidades de crimen hasta una revolución en los derechos de autor.

Este invento -que en principio buscaba intercambiar información entre un grupo de científicos de la Organización Europea de Investigación Nuclear- ha generado en 20 años una manera distinta de hacer negocios, de abordar las relaciones sociales, de comprar y de acceder a la cultura y al entretenimiento. Las transformaciones han sido de tal profundidad, que ya expertos hablan de un futuro que apuntaría a fenómenos impensables hace unos años, como la desaparición del papel como material para consignar textos y de los periódicos y la extinción de las oficinas de correos.

Colombia no es ajena a la penetración acelerada de Internet. Sólo en el 2008, según la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones, el número de suscriptores del país aumentó 46,4 por ciento. Un informe del ente regulador, publicado este mes, confirma que el número de usuarios colombianos de este servicio alcanza los 17 millones, es decir, el 38,5 por ciento de la población total.

Este crecimiento a pasos agigantados de la red, en el país y en el mundo, ha despertado polémicas sobre derechos de autor, suplantación de identidad y distribución ilegal de películas y de música. Los códigos penales de muchas naciones han sido reformados para incluir delitos informáticos y cibernéticos, así como para sentar jurisprudencia sobre situaciones como el 'cibermatoneo' entre adolescentes. Cada día crece también la conciencia de que los usuarios pueden defender sus derechos ante las grandes corporaciones de la red, como Facebook, para proteger sus datos personales de posibles extorsionistas y para blindar su producción intelectual contra potenciales plagiadores.

Uno de los aportes más revolucionarios de estos 20 años de la web ha sido la ampliación de la capacidad de los navegadores de hacer las cosas por ellos mismos. Cualquier persona puede vender lo que quiera por más extraño que sea -como la joven que subastó su virginidad en Ebay-, visitar ciudades, saber dónde están sus amigos, hacer citas a través de una cámara de video, realizar transacciones comerciales, leer periódicos y revistas, organizar marchas de protesta... Un solo video popular en Youtube le da a un anónimo mucho más de los proverbiales 15 segundos de fama. El mundo virtual pareciera no tener límites.

Sin embargo, los días de anarquía de Internet, donde todo es gratis y la información fluye sin censura, podrían estar contados. Cada vez más una tarjeta de crédito es la llave para abrir las puertas. También crecen las alarmas sobre los contenidos violentos, racistas e intolerantes de muchos portales. Hasta las empresas más emblemáticas de la red han tenido que supeditarse a las peticiones de censura de regímenes autocráticos. Cada maravilla con que Internet deslumbra viene hoy en día acompañada de la otra cara de la moneda, más oscura y menos libertaria.

No puede descalificarse de plano este gran invento, que revolucionó las comunicaciones y acortó las distancias. Estas primeras décadas de la web sentaron las bases de un mundo virtual que apenas pierde la inocencia de la infancia. No basta con llevar Internet a rincones remotos: es preciso capacitar a ese 83 por ciento de habitantes del mundo que todavía desconocen esta herramienta indispensable.

Marzo 22 de 2009 editorial@eltiempo.com.co


jueves, 19 de marzo de 2009

LA REVOLUCIÓN DEL LIBRO DIGITAL

Tenemos que reconocer que, frente al inevitable futuro exitoso del libro digital, quienes amamos del maravilloso mundo bibliográfico aquellos irresistibles encantos de la tinta y el papel nos llenaremos de razones para la inquietud y la nostalgia, y para reclamar como insustituibles aquellas características sensoriales que han hecho del libro impreso el más íntimo y personal de los goces intelectuales.

Hace poco leía a Enrique Vila-Matas discerniendo respecto de este tema y terminé realmente seducido cuando el español refería los sobresaltos que le causó al novelista John Updike la lectura de un ensayo de Kevin Kelly, uno de los más encumbrados personajes de la cibercultura, una especie de gurú "cibertecnólogo" a quien ya se considera un émulo adelantado de Gates y Negroponte. Y es que la reacción de Updike narrada por Vila-Matas tenía méritos para justificarse cuando se enfrenta a la afirmación de que se llegará más pronto de lo esperado a una "digitalización de todo el saber escrito" y a la "desaparición de los autores en aras de un único libro universal, de un flujo de palabras prácticamente infinito", lo que se alcanzará, naturalmente, a través de Internet.

Pero veamos: si el anunciado final del libro impreso ya provoca en el lector tradicional más que extrañeza, rechazo, ¿qué decir del escritor que ve en este vértigo una especie de atentado al objetivo y la naturaleza de su trabajo?

Pero, al parecer, el rumbo está definido y la suerte de la "tinta y el papel" ya está echada. No habrá alegato que logre distraer su penoso destino, ni clarividente o profeta que pueda precaver su supervivencia. El funeral ha iniciado su marcha, y de nada vale que quienes conservamos nuestra fidelidad a las hojas impresas protestemos y rabiemos en medio de la desesperanza.

Las librerías, con sus coloridos anaqueles, terminarán resignándose mientras se desvanecen en medio de una soledad inmerecida. Mañana, sus clientes, sin salir de su casa, y probablemente sin costo alguno, verán a través del monitor de sus computadores cómo desfila el conocimiento universal, sus libros preferidos, sus diarios y revistas de interés, las fotografía, la cartografía, los museos y, en fin, la cultura universal totalizada y, por qué no, el mundo todo, ahora sí, definitivamente globalizado.

Y hay más. La educación. ¿Terminarán las escuelas y colegios, y la misma universidad, reducidas al pequeño espacio de una pantalla? Eso que llamamos educación a distancia y a lo que la radio, el correo y la misma televisión comenzaban a rendir culto, ¿vendrá en pocos años a ser cosa del pasado? ¿Se harán en adelante las carreras universitarias desde la comodidad e inmediatez de un escritorio?

Y aunque todo ello desalienta nuestro romanticismo de lectores y escritores, nada nos aconseja acercarnos a una rebelión inútil.

El argentino Andrés Neuman insiste en que la lectura carnal y la virtual no se oponen, mientras el ecuatoriano Leonardo Valencia le daba ventaja al "lector-nauta" en tanto que le permite, como sujeto interactivo, reescribir lo ya escrito.

¿Pero es que quién iba a imaginar hace apenas quince o veinte años que la imprenta del genio de Maguncia llegara algún día a su fin y se convirtiera de repente, después de varios siglos, en una curiosa antigüedad?

Hace poco se divulgó profusamente una referencia a este tema bajo el título de 'Los libros de papel tienen los días contados', en donde el fundador de Amazon, Jeff Bezos, abordaba el tópico con contundentes argumentaciones difíciles de refutar.

El precipitado desarrollo tecnológico y su aterrador apremio no le piden permiso a nadie, ni están en disposición de contemporizar o conciliar con nuestros antojos y añoranzas. Continúan su avance impetuoso rebasándonos constantemente con el argumento, imposible de rebatir, de que todo será en beneficio del hombre, por lo que, de una vez por todas, debemos ir pensando en trasladarnos a vivir la mayor parte del tiempo sentados en nuestro escritorio entre las teclas y la pantalla de este alucinante computador que, tanto usted como yo, amigo lector, tenemos ahora frente a nuestra ojos.

Así, pues, los procedimientos hipertextuales, los libros, la educación y la cultura en el espacio virtual ya no tienen reversa.

guribe3@gmail.com El Tiempo, Marzo 19 de 2009 - Germán Uribe

miércoles, 18 de marzo de 2009

LA WORLD WIDE WEB (WWW) CUMPLE 20 AÑOS


Tim Berners-Lee, (izq.) y Robert Cailliau, (der.) creadores de World Wide Web WWW.


La Web (la Red en español) fue concebida por el informático británico Tim Berners-Lee en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), en Ginebra.

En marzo de 1989, Berners-Lee, un joven ingeniero programador informático en contrato temporal en el CERN, entregó un documento titulado 'Gestión de la Información: una propuesta'.

Su superior en Ginebra calificó ese proyecto de "vago pero apasionante" y lo aprobó. "Se palpaba, en el sentido de que antes o después debía llegar", recuerda el ingeniero belga Robert Caillau, que formó equipo con Berners-Lee.

Juntos empezaron a estudiar el lenguaje hipertextual -el que se esconde tras las iniciales "http" de las direcciones de internet- y en octubre de 1990 lograron la puesta a punto del primer navegador internet, asombrosamente parecido a los actuales.

"Todo lo que ahora usamos, los blogs, etc, eso era lo que hacíamos en 1990. No hay ninguna diferencia. Así es como empezamos", contó Cailliau a la emisora suiza RSR.

Esa nueva tecnología se puso a disposición del gran público a partir de 1991, cuando el CERN llegó a la conclusión de que no tenía la capacidad para garantizar su desarrollo.

Dos años después, la organización renunció a recibir los derechos de autor por esa invención que revolucionó el mundo de las comunicaciones.

Sin embargo, no hay que confundir la Web con internet, advierte Lynn St.Amour, directora de la Internet Society, para quien "el gran éxito de Tim Berners-Lee fue comprender la medida del poder y del potencial de internet".

"La Web es una de sus aplicaciones, la más conocida y la más extendida, entre todas las de internet", explica.

Cailliau, por su parte, sigue maravillándose de las aplicaciones de la WWW y afirma no haber imaginado nunca que los motores de búsqueda adquirirían una importancia semejante.

"Nunca pensé que los motores de búsqueda triunfarían. Son cosas muy centralizadas mientras que la Web es totalmente descentralizada", afirmó, sin ocultar que, sin embargo, le irritan ciertas cosas del aspecto comercial del desarrollo de la Web.

"Hay cosas que no me gustan: que la gente tenga que vivir de la publicidad, mientras que yo había concebido un modelo de pago automático con moneda digital para pagar directamente al suministrador de información", subraya Cailliau.

"También está, naturalmente, el gran problema de la identidad, la confianza entre quien pone la página a disposición (de los usuarios) y quien la ve, y la protección de los niños", enumera.

Se espera la presencia de Tim Berners-Lee -actualmente investigador en el Massachussetts Institute of Technologie (MIT) de Estados Unidos y profesor de la universidad británica de Southampton- en la celebración del aniversario.

Berners-Lee sigue a la cabeza del consorcio que coordina el desarrollo de la Web.

Marzo 18 de 2009 - Revista Enter

martes, 17 de marzo de 2009

HACIA LA NUEVA INTERNET

Hace dos décadas, un brillante estudiante recién licenciado puso a Internet contra las cuerdas con un simple programa informático que saltaba de ordenador en ordenador a la velocidad del rayo, bloqueando completamente la por aquel entonces diminuta red en el transcurso de unas pocas horas. El programa pretendía ser una broma digital. Pero desde entonces las cosas han empeorado considerablemente.

Lo suficiente para que los ingenieros y los expertos en seguridad tengan cada vez más claro que la seguridad y la privacidad en Internet se han vuelto tan exasperantemente esquivas que la única manera de solucionar el problema es volver a empezar.

Las características que debería tener la nueva Internet todavía es algo muy debatido, aunque una de las alternativas sería, de hecho, crear una "comunidad cerrada" en la que los usuarios podrían ceder su anonimato y ciertas libertades a cambio de seguridad. Hoy en día eso es lo que hacen muchos usuarios de Internet pertenecientes a empresas o al Gobierno.

Si se generalizara el uso de una nueva red más segura, la actual Internet podría terminar siendo el barrio conflictivo del ciberespacio. Entrarías en él por tu cuenta y riesgo y no podrías bajar la guardia.

"A menos que nos replanteemos la actual Internet, nos enfrentaremos a una serie de catástrofes públicas", comenta Nick McKeown, un ingeniero de la Universidad de Stanford en California que está involucrado en la construcción de una nueva Internet.

Eso se puso de manifiesto a finales del año pasado, cuando un malintencionado programa que se cree que fue lanzado por una banda criminal del Este de Europa de repente apareció después de haber esquivado con facilidad las mejores ciberdefensas del mundo. Conocido como Conficker, rápidamente infectó más de 12 millones de ordenadores devastando todo a su paso, desde el sistema informático de un quirófano de Inglaterra hasta las redes informáticas del ejército francés.

Una nueva versión del programa conocida como Conficker B++ fue puesta en circulación en febrero después de que los equipos de seguridad inutilizaran la capacidad destructiva del original. Conficker sigue siendo una bomba de relojería. Pero pase lo que pase, Conficker ha demostrado que Internet continúa siendo muy vulnerable a un ataque coordinado.

"Si buscáramos un Pearl Harbor digital, ahora mismo tenemos a los barcos japoneses dirigiéndose en tropel hacia nosotros en el horizonte!", afirma Rick Wesson, director ejecutivo de Support Intelligence, una empresa de asesoría informática.

Los diseñadores originales de Internet nunca previeron que llegaría un día en que la red que habían creado soportaría todas las comunicaciones y el comercio del mundo. Se le prestó poca atención a la seguridad.

"En muchos aspectos probablemente estemos peor que hace 20 años, porque se ha dedicado todo el dinero a poner parches al actual problema en lugar de invertir en rediseñar nuestra infraestructura" opina Eugene Spafford, director ejecutivo del Centro para la Educación e Investigación sobre Garantías y Seguridad de la Información de la Universidad de Purdue, en Indiana, y pionero en la investigación sobre seguridad en Internet.

A pesar de existir una próspera industria de seguridad informática mundial que se espera que alcance los 62.000 millones de euros en ingresos el próximo año, y de que en 2002 el propio Microsoft empezase a intentar mejorar la seguridad de sus programas, la seguridad en Internet sigue deteriorándose.

Hasta las redes militares mejor pertrechadas han demostrado ser vulnerables. En noviembre, el mando militar de EE UU a cargo de las guerras de Irak y Afganistán descubrió que sus redes informáticas habían sido infectadas a propósito con programas que podrían haber permitido un espionaje devastador.

Ésa es la razón por la cual científicos armados con dólares federales para investigación y que trabajan en colaboración con el sector están intentando descifrar cuál es la mejor manera de volver a empezar. En Stanford, donde se diseñaron los protocolos de software para la Internet original, los investigadores están creando un sistema que haga posible deslizar desapercibidamente una red más avanzada bajo la Internet actual. A finales de verano empezará a funcionar en ocho universidades.

La idea es construir una nueva Internet mucho más segura y capaz de soportar una nueva generación de aplicaciones de Internet todavía no inventadas.

El proyecto Clean Slate [Borrón y cuenta nueva] de Stanford proporcionará a los diseñadores de equipos y programas informáticos una serie de herramientas para hacer de las características de seguridad una parte más integral de la red.

Una red más segura implicará, casi con total seguridad, menos anonimato y privacidad. Es probable que ése sea el gran sacrificio que tengan que hacer los diseñadores de la próxima Internet. Pero demostrar la identidad probablemente seguirá siendo extraordinariamente difícil en un mundo en el que resulta tan sencillo entrar en el ordenador de alguien desde el otro lado del mundo.

Mientras eso siga siendo así, construir un sistema completamente fiable continuará siendo prácticamente imposible.

JOHN MARKOFF 14/03/2009 El País España

domingo, 8 de marzo de 2009

RETOS EN LA EDUCACIÓN VIRTUAL

Las herramientas están disponibles, el reto es poder utilizar las herramientas para crear competencias, reto que se puede cumplir con aplicación juiciosa hacia el logro de las competencias más que a la transmisión de conocimiento.

Las tecnologías de información y comunicaciones han impactado todo tipo de negocios, industria y en general el transcurrir diario. La educación no es ajena a estos cambios, ayudándole a pasar de un ambiente físico a un ambiente virtual.

El propósito principal de la educación es crear competencias en el alumno. Esto no aplica solo en la educación formal escolarizada, mediante colegios o universidades, sino también en los seminarios, conferencias y prácticamente cualquier evento donde la transmisión del conocimiento sea parte integral del proceso.

No soy maestro de profesión, profesión a la que le tengo mucho respeto por el impacto y responsabilidad que tienen en la formación de los líderes del futuro. El curso de mi trabajo me ha dado la oportunidad de oficiar de maestro en varias temáticas en varias universidades de América Latina, pudiendo validar esa satisfacción que se siente cuando el alumno supera al maestro.

Las primeras conferencias o clases que tuve oportunidad de dictar se soportaban en “acetatos” que se debían quemar en la fotocopiadora, de papeles impresos. Los colores se los agregaba uno con marcadores de tinta indeleble. Nos obligaba a tener muy claro qué se iba a decir ya que modificar estos acetatos requería volverlos a elaborar.

Hoy gozamos de un sinnúmero de herramientas que permiten cumplir con el mayor reto de generar competencias en el alumno. Estas competencias están divididas en tres rubros importantes que debe desarrollar el alumno: el saber conocer, el saber hacer, y el saber ser. La primera vez que leí sobre esto, me sentía en clase de sicología, sin embargo la aplicación del concepto de formación por competencias permite garantizar que el esfuerzo que se realiza desde el punto de vista del tutor y las herramientas que conforme para ello, tendrán el efecto deseado en el alumno en alguna de las tres áreas o en varias a la vez.

Con la virtualización de la educación, también tenemos que cumplir con los mismos retos de formación en el alumno, pero prácticamente sin contar con la presencial física del tutor. Esta virtualizacion se puede dividir en dos escenarios distintos, dependiendo de la presencia del tutor, si es en vivo (así sea a través de una videoconferencia, estaría ahí, por lo menos para responder preguntas), o si no está presente en vivo.

Los escenarios anteriores no son mejores ni peores el uno comparado con el otro. Son distintos y tienen ventajas y desventajas por si mismos. Para ambos escenarios se cuenta con plataformas informáticas que permiten llevar a cabo el proceso formativo. Pero depende del tutor saber explotar estas tecnologías para cumplir con el cometido discutido arriba. La construcción de competencias no es sencilla, por lo tanto se deben estructurar los cursos, y las intervenciones tanto del tutor como de los alumnos de tal manera que se pueda ir evaluando la adquisición o no de estas competencias, para hacer los ajustes pertinentes y lograr el cometido.

La tarea está en poder combinar todas las herramientas disponibles entonces para construir estas competencias. Hoy las plataformas para educación virtual o educación electrónica, o e-learning, van desde las gratuitas como Moodle, Claroline y Dokeos, hasta las que se distribuyen comercialmente.

Hoy todas soportan la posibilidad de hacer conferencias en vivo, conferencias en diferido, incrustar voz y video en las diferentes páginas, manejar foros, hacer y calificar en forma automática los exámenes, poner tareas, corregirlas y comentar sobre el desarrollo de las mismas.

El hecho que las herramientas estén, no implican que el logro del objetivo se dé solamente por el uso de la herramienta. La “virtualizacion” pone una carga adicional sobre el tutor para lograr transmitir y crear competencias sin necesariamente poder “ver” el desempeño y desarrollo del alumno.

Técnicas sencillas como considerar el foro como el aula de clases por ejemplo, permiten estructurar hilos de discusión como si se estuviera participando en una clase física. Las tareas deberían estructurarse como un “laboratorio” donde se pueda medir, en el resultado de la tarea, la correcta aplicación de los conceptos adquiridos. Las evaluaciones no deben ser solo como medida de adquisición de conocimiento, como tomando la lección sobre lo leído, sino indagando sobre la aplicación de lo leído a preguntas que exijan la utilización de dos o mas conceptos en conjunto.

Las herramientas están disponibles, el reto es poder utilizar las herramientas para crear competencias, reto que se puede cumplir con aplicación juiciosa hacia el logro de las competencias más que a la transmisión de conocimiento.

Revista Enter. Marzo 7 de 2009 José Camilo Daccach

sábado, 7 de marzo de 2009

EL LIBRO ELECTRÓNICO: RUEGOS Y PREGUNTAS

Un enviado del futuro ha puesto la galaxia Gutenberg patas arriba. El libro electrónico es el tema de conversación definitivo -con permiso de la crisis- en el mundo editorial de 2009. Están los apocalípticos -que niegan la revolución digital y proclaman la insuperable mística del libro-, los integrados -al día del último ingenio- y los despistados -la mayoría-. Dos años después de la aparición del Kindle, el e-book de Amazon, ha vendido medio millón de unidades y se ha convertido en el símbolo de esa revolución. La cara visible de un giro copernicano lleno de malentendidos y preguntas.
- ¿Por qué se ve como una amenaza? Básicamente, por ser lo que más se parece a un libro después del propio libro. Pese a lo que podría dar a entender la terminología cibernética, la pantalla de un libro electrónico tiene más en común con una página de papel que con el monitor de un ordenador. Empezando por la llamada tinta electrónica. Permite que el texto no parpadee y que los píxeles, enemigos de la salud ocular, se eliminen de la ecuación. La vista no se cansa porque la pantalla, al contrario que la de una computadora, no está retroiluminada; necesita un foco de luz externo.
Todos destacan dos virtudes en el libro electrónico: su capacidad y su peso. El eReader, de Sony, principal competidor del Kindle, permite almacenar 160 títulos y pesa 260 gramos, menos que un best seller de tapa dura. Además, se puede subrayar, aumentar el cuerpo de la letra y cambiar los márgenes para facilitar la lectura.
- ¿Cómo se repartirá la tarta del futuro? En el antiguo régimen, un escritor percibe una media del 10% del precio de venta de un libro de papel como derechos de autor. En su pariente electrónico, eliminados los gastos de impresión y almacenaje, y reducidos los de distribución, ese porcentaje sube hasta el 40%. En el caso del gigante Amazon, con su poder negociador, cifras oficiosas fijan la cuota para el autor en un exiguo 20%. Eso sí, el precio para aplicar el porcentaje es menor. La edición de bolsillo de Viaje a la Alcarria, de Camilo José Cela, cuesta 8,50 euros. En el portal Leer-e, 4,99. Y eso porque se considera una novedad digital: El proceso, de Kafka, cuesta 2,16 euros.
Para liar aún más el asunto, la aparición de Kindle2, a la venta esta semana en EE UU, ha añadido otro fente a la batalla. Puede leer textos en voz alta, lo que ha provocado un nuevo litigio: los derechos de audio han de pagarse aparte, cosa que el dispositivo de Amazon no hace.
- ¿Nos desharemos de los intermediarios? No. Como apunta Ignacio Latasa, director de Leer-e, "las editoriales tradicionales son un sello de calidad y ellas son las que tendrán que hacerse cargo del libro electrónico". El portal de Latasa ha sido elegido por Carmen Balcells para distribuir online algunos títulos de escritores representados por su agencia. Al margen de los sellos tradicionales. Latasa lo explica porque tantearon "a muchas editoriales y no se decidieron".
Balcells ya ha colgado títulos de García Márquez, Vargas Llosa, Delibes y Marsé. A final de año serán 100 obras de 50 escritores. Javier Martín, gerente de la agencia, recuerda que los derechos digitales se negocian aparte de los de la edición en papel. ¿Cómo ven esta iniciativa los editores tradicionales de esos autores? Juan González, del grupo Santillana, que publica a Vargas Llosa en Alfaguara, matiza: "Por ahora esas ediciones digitales se limitan a títulos muy concretos, que no suelen ser los más importantes. Como nosotros, los agentes todavía viven del papel. Serían unos insensatos si actuaran al margen de sellos que les pagan anticipos enormes. Nuestra intención es no separar los derechos digitales de los del papel".
- ¿Y qué hay de las librerías? Algunas se reciclarán. Ya hay tiendas que venden códigos de descarga de algunos títulos, cupones con una clave para bajar en Internet los libros. En ese caso, el porcentaje de derechos de autor desciende al 25%. Otros, entre tanto, siguen optando por confiar en "un lector que todavía conserva el placer de encontrar libros". Como Antonio Ramírez, de la librería La Central, de Barcelona y Madrid. "No podemos competir en una estructura que nos excluye. El libro digital lo dominan megacorporaciones. Tenemos que apostar por los que todavía dan valor al soporte más allá del texto. Aún nos quedan dos generaciones de compradores de libros".
- ¿Está preparada la industria española? "Es una herramienta fantástica y si no le prestamos la atención que merece nos equivocaremos", opina el escritor Juan José Millás. "Parece mentira que nadie se preocupe por esto. Yo le pregunté a mi agente sobre el tema y me dijo que no sabía nada. Mal hecho. Es un cambio tan grave como aquel al que se enfrentaron las fábricas de hielo con la llegada de los frigoríficos". La situación del libro digital en España es una pescadilla que se muerde la cola: se venden pocos dispositivos de descarga porque hay pocos contenidos para descargar. Y viceversa. Leer-e tiene 750 títulos. En EE UU, Amazon ha puesto al alcance de su Kindle2, segunda versión del cacharro, 230.000. Además está el precio de los dispositivos, de 400 a 700 euros. Todos coinciden en que el boom llegará cuando se acerque a los 100.
- ¿Se piratearán las novelas? Parece inevitable establecer paralelismos entre el sector editorial y la maltrecha industria musical. Desde luego, hay enseñanzas que aprender de la debacle ajena. La piratería no parece que se vaya a extender como el contagio planetario que tocó en suerte a la música o el cine; las barreras idiomáticas son importantes esta vez. El sector del libro se defiende de momento echando mano de un guirigay de formatos y de sistemas de DRM, similares protecciones anticopia a las que iTunes, plataforma musical de Apple, ha acabado por eliminar ante el avance de la tecnología. Para Javier Martín lo difícil es copiar el formato exacto: "Ya hay miles de libros en la Red. Sobre todo en América Latina, donde se escanea y se cuelga casi todo. Pero no es igual un PDF que un archivo específico de e-book".
- ¿Cuándo será historia el papel? Nunca. En eso coinciden todos los expertos. La pregunta parece ser más bien cuándo la nueva tecnología superará en ventas al viejo libro. En el extremo del triunfalismo cibernético se sitúa Juan González de la Cámara, fundador de Grammata, empresa granadina que comercializa Papyre ("el único libro electrónico español", del que se han vendido "4.500 unidades") considera que en 10 años el 95% de lo que leamos será digital. "Soy capaz de apostarme una cena con quien opine otra cosa". Sin ir tan lejos, en la última feria de Francfort se hizo pública una encuesta entre mil profesionales del sector con una conclusión: en 2018, los libros electrónicos superarán en volumen de negocio a los editados en papel.
Según José Antonio Millán, autor del informe La lectura en España, uno y otro serán complementarios: "El papel desaparecerá en manuales de instrucciones y guías de viaje". ¿Y los libros de texto? Millán espera que no: "Hay estudios sobre psicología cognitiva que demuestran que los conocimientos se asimilan mejor en hoja". Incluso en estos tiempos, alguna victoria le queda al viejo y algo derrotado papel-.

El País de España. Marzo 1 de 2009