domingo, 28 de noviembre de 2010

¿QUÉ ES ESO DE TWITTEAR?

Guía sobre el arte del 'microblog', para saber si debe unirse a la segunda red social del planeta.

Aunque Nicolás Negroponte, gurú de la tecnología y padre del proyecto 'Un computador por niño', catalogó a Twitter como "una moda pasajera", lo cierto es que cada vez más personas se unen a esta red (hoy son más de 175 millones), que se ha convertido en un foro mundial para políticos, artistas, medios, empresas y ciudadanos comunes.

¿Quiénes la utilizan? De acuerdo con un informe de las firmas investigadoras Edison Research y Arbitron Internet, los 'twitteros' tienen, en promedio, mayor poder adquisitivo y preparación académica que los usuarios de Facebook. Sobre esto último anota que el 30 por ciento tiene estudios universitarios, 11 puntos porcentuales más que la media estadounidense.

Así mismo, agrega el estudio, Twitter tiene una alta penetración en el creciente mercado de los teléfonos celulares, si se tiene en cuenta que el 63 por ciento de los miembros de esta comunidad acceden a ella mediante sus smartphones.

A continuación, una breve guía ilustrada sobre esta valiosa herramienta de comunicación, para que la entienda y se anime a utilizarla. Puede que, como les ha pasado a millones de internautas en todo el planeta, deje de pensar que es estúpida y aburridora, o que con sólo 140 caracteres no se puede hacer nada útil, a 'twittear' más de diez veces diarias, como los 'profesionales'.

Ofrece mucho más que los 140 caracteres

Además de los 140 caracteres por mensaje, Twitter permite a los usuarios adjuntar direcciones de otras páginas, 'subir' imágenes por medio de Twitgoo o Img.ly y compartir videos con la herramienta TwitVid.

Este 'microblog' también permite declarar la posición geográfica desde el computador o el teléfono celular, que toma directamente las coordenadas del GPS.

El Tiempo. Tecnología. Noviembre 28 de 2010

martes, 9 de noviembre de 2010

HOMMO SAPIENS DIGITAL

Mark Prensky. 2009

En el 2001, publiqué " Nativos e Inmigrantes digitales, " un artículo bipartito que explicó estos términos como manera de entender las diferencias profundas entre la gente joven y numerosos adultos (Prensky 2001a, 2001b). Si bien muchos han encontrado útiles estos términos; Hoy transitando el Siglo XXI en el que todos habrán crecido en la era de la tecnología digital, la distinción entre Nativos e Inmigrantes digitales llegará a ser cada vez menos relevante. Claramente, como trabajamos para crear y para mejorar el futuro, necesitamos imaginarnos un nuevo sistema de distinciones. Sugiero que pensemos en términos de “Sabiduría Digital”.
La tecnología digital puede hacernos cada vez más sabios.

La sabiduría digital es un concepto doble, refiriéndose primero, a la sabiduría que se presenta del uso de la tecnología, donde nuestra capacidad cognoscitiva llegue más allá de nuestra capacidad natural y en segundo lugar a la sabiduría en el uso prudente de la tecnología para realzar éstas, nuestras capacidades. Gracias a la tecnología, contaremos con información al instante, inmediata, a toda la historia registrada, a bibliotecas, a todos los estudios de casos y a todos los datos recogidos de cualquier índole y sobre todo a experiencias simuladas altamente realistas que facilitarán nuestro trabajo.

La forma en que utilicemos estos recursos, la forma en que los filtremos, para encontrar lo que necesitamos, depende de nosotros, pero concientes que la tecnología es y será un medio de ayuda muy importante en la formación de nuestra sabiduría y así poder tomar decisiones y juicios más acertados. La tecnología por si misma no substituirá la intuición, el buen juicio, la moral y la capacidad para resolver problemas.

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¿REALMENTE PIENSAN DIFERENTE?

Mark Prensky

Actualmente, nuestros hijos están siendo socializados de una manera muy diferente a la de sus padres. Las cifras son abrumadoras: más de 10,000 horas jugando videojuegos, más de 200.000 mensajes de correo electrónico y mensajes instantáneos enviados y recibidos; más de 10.000 horas hablando por teléfonos móviles, más de 20.000 horas viendo la televisión (un alto porcentaje la MTV de alta velocidad), más de 500.000 anuncios vistos: todo esto antes de que los chicos dejan la universidad. Y, quizás, a lo sumo, 5.000 horas de lectura de libros. Estos son los estudiantes “Nativos Digitales” de hoy en día.

En Nativos Digitales, Inmigrantes Digitales: Parte I1, discutimos cómo las diferencias entre nuestros alumnos Nativos Digitales y sus profesores Inmigrantes Digitales están en la raíz de muchos de los actuales problemas de la educación. Sugerí que es probable que los cerebros de los Nativos Digitales sean físicamente diferentes como consecuencia del estímulo digital que recibieron al crecer. Y afirmé que el aprendizaje a través de los juegos digitales es una buena forma de llegar a los nativos digitales en su “idioma nativo”.

Aquí les presento las pruebas de por qué creo que esto es así. Provienen de la neurobiología, la psicología social, y de los estudios realizados con niños que usan juegos de aprendizaje.


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NATIVOS DIGITALES, INMIGRANTES DIGITALES

MARK PRENSKY. 2001

Me resulta sorprendente cómo con todo el alboroto y el debate hoy en día acerca del declive de la educación en los Estados Unidos ignoramos su causa más fundamental. Nuestros estudiantes han cambiado radicalmente.

Los estudiantes de hoy ya no son el tipo de personas que nuestro sistema educativo fue diseñado para formar. Los estudiantes de hoy no han cambiado solo gradualmente con respecto a los del pasado, no han cambiado simplemente su argot, su ropa, sus adornos corporales o su estilo, como había ocurrido hasta ahora entre las distintas generaciones.

Una verdadera discontinuidad ha tenido lugar. Podríamos incluso llamarlo una “singularidad”: un acontecimiento que cambia las cosas de manera tan fundamental que no hay vuelta atrás. Esto que damos en llamar “singularidad” es la llegada y rápida propagación de la tecnología digital en las últimas décadas del siglo XX.

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miércoles, 3 de noviembre de 2010

INTERNET Y EL CEREBRO

No somos conscientes de los increíbles cambios en nuestro cerebro debidos al creciente uso de la red en la vida diaria.
En 1879, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche estaba desesperado. Las heridas producidas en su juventud por caer bruscamente de un caballo perduraron en el tiempo, lo que le hizo declinar ser profesor en la Universidad de Basilea. Los fuertes dolores de cabeza y problemas de visión lo obligaron incluso a dejar de escribir. Todo cambió en 1882 cuando adquirió una máquina de escribir de fabricación danesa, Hansen Writing Ball. Con sus ojos cerrados, esta máquina le devolvió a Nietzsche la alegría de escribir, al punto que le asignó uno de sus mejores sonetos. Sin embargo, algo curioso aconteció: uno de sus amigos más cercanos, Heinrich Köselitz, pudo identificar un cambio sutil en su escritura. De alguna forma, esta había perdido su fluidez natural. Esta historia hace parte del reciente libro (junio 2010) The Shallows: What Internet is Doing to our Brains del autor Nicholas Carr. Gracias a dos excelentes libros The Big Switch y Does it Matter, Nicholas Carr se ha ganado el prestigio por su agudeza intelectual. Un artículo suyo de 2008, publicado en The Atlantic con el sugestivo título ¿Nos está haciendo estúpidos Google? le dio la vuelta al mundo. Dinero contactó a Carr para hablar de su último libro, un apasionante texto que revela la rapidez con la que está cambiando nuestro cerebro debido a internet.

Para Carr, el punto de partida es el libro clásico de 1964 Understanding Media: The Extensions of Man del afamado académico Marshall McLuhan. Casi considerado una estrella, McLuhan fue un referente de los años 60, y fue maestro en construir frases que pasaron a la historia como "el medio es el mensaje". Carr explica que, cuando se trata de una nueva tecnología, como la televisión o la radio, siempre van a existir entusiastas o detractores sobre el contenido de estos medios. Para el caso de internet, tristemente, los debates han sido tan fuertes que han llegado al punto de agravios personales. Sin embargo, Nicholas Carr rescata a McLuhan por un mensaje muy particular. "En el largo plazo el contenido del medio importa muy poco comparado con la influencia del medio mismo en nuestra forma de pensar y actuar", comenta el autor. En el fondo, lo que McLuhan entendió fue que cada medio en particular implica cambios muy profundos en el ser humano. Piense en cómo el computador ha transformado nuestra forma de trabajar. Hace pocas décadas, las personas escribían o editaban sin la ayuda de un procesador de palabras, tareas que para muchos hoy en día parecen imposibles a mano. Pero tal vez ni el mismo McLuhan imaginó lo que actualmente es la red: está en nuestra casa, oficinas, en el celular, y pronto hasta en la nevera o incluso en el cerebro mismo.

En 2009, la población adulta en Estados Unidos gastaba en promedio doce horas semanales en internet, el doble de lo registrado en 2005. Los jóvenes entre los 20 y 30 años en este país ya cuentan 19 horas semanales on-line y siguen aumentando. De hecho, actualmente un adolescente norteamericano recibe o envía en promedio 2.272 mensajes en la red al mes. No hay duda de que desde que el programador inglés Tim Berners-Lee escribió el código de la World Wide Web, este se convirtió en el medio por excelencia del ser humano. Sin embargo, probablemente con costos que no estamos dispuestos a reconocer. "Siento que no estoy pensando de la forma en que lo hacía antes. Esta sensación es más fuerte cuando me siento a leer", confiesa Carr. En su libro, este autor recoge el concepto de "tecnologías intelectuales", original de los antropólogos Jack Goody y Daniel Bell. Si bien cada medio nuevo deja un sello en el ser humano, como descubrió McLuhan, aquellos que potencian la capacidad mental tienen un impacto mucho mayor. Así como la máquina de escribir influyó en la escritura de Nietzsche, el cerebro humano no fue el mismo con la aparición de tecnologías como la escritura, la lectura, el mapa o el reloj. "Desafortunadamente, existen muchos fósiles del cuerpo humano pero no podemos saber qué diría un fósil de la mente", dice Carr.

A partir de exquisitas historias, Nicholas Carr hace un recuento de varias "tecnologías intelectuales", con sus opositores y promotores, enfocándose en tal vez la más importante: el libro. Alrededor de 1445, el herrero alemán Johannes Gutenberg se embarcó en una travesía por el río Rin que cambiaría el mundo. Gracias a la imprenta, los libros pudieron llegar a muchas más personas y no solamente a monjes o académicos que leían en cuartos oscuros. "Se estima que los libros producidos tras 15 años del invento de Gutenberg superaron lo hecho 1.000 años atrás", consigna Carr en su libro. De todas formas, explica que su ascenso no fue una tarea fácil. El mismo Sócrates, en tiempos de los griegos, denigraba de la escritura por atentar contra la memoria humana. Por simple que parezca, los libros requieren de una cualidad especial: la habilidad de permanecer en silencio y concentrados siguiendo las líneas de un texto por largo tiempo. Esto no era natural para el ser humano; sin embargo, esta mística del libro, un proceso lineal de aprendizaje, según Carr, ha sido el sustento intelectual y cultural de la humanidad en los últimos cinco siglos. "Pronto será la ética intelectual del pasado", argumenta el autor.

"Lo que estamos perdiendo, gracias a internet, es nuestra capacidad de permanecer enfocados y concentrados", es el principal argumento de Nicholas Carr. Esta es una tendencia irreversible. La red es cada vez más nuestro mapa, reloj, teléfono, televisión y ahora tristemente también nuestro libro. No es que estemos leyendo menos, explica Carr, de hecho al visualizar información todo el tiempo leemos más pero distinto. Los científicos han descubierto que distintas zonas del cerebro se desarrollan o se apaciguan leyendo un libro o navegando por internet. Lamentablemente, en el futuro la experiencia va a ser la misma. En el afán de cada medio de parecerse a internet, también los libros electrónicos operan con hipervínculos y acceso a la red. Cuando esté terminado el increíblemente ambicioso proyecto de Google Book Search de tener escaneados los libros de la historia estos podrán ser consultados como en una base de datos. "Como en internet, el ser humano va a leer un poquito aquí y un poquito allá desplazando cada vez más la lectura lineal", argumenta Carr. Es un paradigma totalmente distinto con implicaciones reales sobre el cerebro.

Según Nicholas Carr, por muchos años los neurólogos permanecieron fieles a los conceptos del eminente científico español Santiago Ramón y Cajal quien en 1913 declaró que "en el cerebro adulto las neuronas permanecen fijas. Todo tiende a morir y no se puede regenerar". Hoy en día, gracias a los descubrimientos de científicos pioneros como Michael Merzenich, sabemos que el cerebro es increíblemente flexible, incluso en la edad adulta. Gran parte de los estudios de flexibilidad del cerebro parten de analizar personas que han perdido alguna extremidad. El cerebro, incluso en los adultos, tiene una gran capacidad para reorganizarse y componerse. Estas son buenas y malas noticias. Por una parte, abre la posibilidad de tratamientos médicos y desarrollo intelectual para toda la vida; pero también de crear nuevos hábitos negativos en el cerebro. Cada nueva tecnología tiene efectos positivos y negativos. Es evidente que como seres humanos tenemos que defender nuestra capacidad de permanecer calmados, concentrados y disfrutar la vida.

REVISTA DINERO. 10-31-2010