miércoles, 21 de enero de 2009

LA GENERACIÓN E

Este mes ingresa a la universidad la primera generación de jóvenes nacidos, criados y educados en la era digital. Atrás quedarán para ellos sobres y estampillas, teléfonos fijos, largas filas para asistir a museos, los pesados diccionarios y los voluminosos tomos de la enciclopedia familiar que no podían faltar en los hogares hasta hace unos años. El mundo sigue interconectándose como nunca antes, y cada vez hay mayor claridad para diferenciar tanto las ventajas de este fenómeno como los peligros que entraña.
Las transformaciones se dan en los más variados aspectos de la vida cotidiana. En educación, por ejemplo, docentes de la Universidad de Harvard dictan cursos en tiempo real en aulas tridimensionales en el portal Second Life. Profesores y estudiantes se comunican en sitios electrónicos y muchas prestigiosas universidades están digitalizando sus bibliotecas y permitiendo acceso gratis a ellas.
Además de la educación, la tecnología ha transformado las relaciones personales y los estilos de vida, no siempre de manera positiva y edificante. Jóvenes subastan su virginidad en el sitio de compras por internet Ebay; desarrollan enfermedades fruto del sedentarismo; divulgan y reproducen información falsa que adquieren, sin mayor control, en la red. Internet es ya un sustituto de la lectura de libros y periódicos de los jóvenes, así como ha alterado, quizás para siempre, las fronteras de la vida privada y alargado las jornadas laborales. Con perfiles en Facebook y chats ha cambiado hasta la manera de hacer amigos y entablar relaciones amorosas.
El futuro que esta generación forjará podría ser aun más distinto de lo que podemos anticipar. El mundo globalizado está dividido en lo que se llamó "la brecha digital": aquellos que poseen las herramientas económicas y sociales para dominar Internet y aprovechar sus ventajas y aquellos que no. Así como en las últimas décadas del siglo pasado se desarrolló una preocupación sobre el acceso de los más vulnerables a las necesidades y servicios básicos, los primeros años del siglo XXI son testigos de la promoción del acceso de los pobres al mundo electrónico, a la "alfabetización digital".
De modo que esta nueva generación nacida desde 1990 tendrá el enorme desafío de evitar la lenta pero preocupante tendencia mundial al monopolio en Internet, tanto en su acceso limitado como en el cobro para disfrutar de algunas de sus ventajas. El mundo virtual, creado con un espíritu anárquico y democratizador, corre el riesgo de engendrar las mismas inequidades del mundo real. Basta mencionar que de 100 habitantes del mundo sólo uno tiene computador. El mundo digital sigue siendo un exclusivo universo de los más privilegiados. No obstante, la tecnología siempre tendrá intrínseco el enorme potencial de convertirse en un elemento unificador de la sociedad.
Asimismo, el manejo de Internet se está convirtiendo, si no lo es ya, en un requisito imprescindible para los mundos educativo y laboral y en un potencial motor de movilidad social. Las oportunidades para esta generación electrónica, la Generación E, en entretenimiento, educación y negocios, no parecen tener límites: recorrer calles de ciudades lejanas a través de Google Earth, hablar y ver a amigos y familiares a través de una videocámara en Skype, hacer mercado, montar una microempresa, leer la prensa de países antípodas, asistir a fiestas en ciudades virtuales, contraer matrimonio: un mundo medido por pixeles.
No es sencillo prever los efectos de esta revolución en marcha. Lo que es más fácil predecir es que de no masificar el acceso a Internet e incluir su entrenamiento en la educación básica, la segunda camada de jóvenes colombianos, criados en el mundo virtual, no será tan numerosa como el país requiere.

El Tiempo, Editorial. Enero 21 de 2009