Las herramientas están disponibles, el reto es poder utilizar las herramientas para crear competencias, reto que se puede cumplir con aplicación juiciosa hacia el logro de las competencias más que a la transmisión de conocimiento.
Las tecnologías de información y comunicaciones han impactado todo tipo de negocios, industria y en general el transcurrir diario. La educación no es ajena a estos cambios, ayudándole a pasar de un ambiente físico a un ambiente virtual.
El propósito principal de la educación es crear competencias en el alumno. Esto no aplica solo en la educación formal escolarizada, mediante colegios o universidades, sino también en los seminarios, conferencias y prácticamente cualquier evento donde la transmisión del conocimiento sea parte integral del proceso.
No soy maestro de profesión, profesión a la que le tengo mucho respeto por el impacto y responsabilidad que tienen en la formación de los líderes del futuro. El curso de mi trabajo me ha dado la oportunidad de oficiar de maestro en varias temáticas en varias universidades de América Latina, pudiendo validar esa satisfacción que se siente cuando el alumno supera al maestro.
Las primeras conferencias o clases que tuve oportunidad de dictar se soportaban en “acetatos” que se debían quemar en la fotocopiadora, de papeles impresos. Los colores se los agregaba uno con marcadores de tinta indeleble. Nos obligaba a tener muy claro qué se iba a decir ya que modificar estos acetatos requería volverlos a elaborar.
Hoy gozamos de un sinnúmero de herramientas que permiten cumplir con el mayor reto de generar competencias en el alumno. Estas competencias están divididas en tres rubros importantes que debe desarrollar el alumno: el saber conocer, el saber hacer, y el saber ser. La primera vez que leí sobre esto, me sentía en clase de sicología, sin embargo la aplicación del concepto de formación por competencias permite garantizar que el esfuerzo que se realiza desde el punto de vista del tutor y las herramientas que conforme para ello, tendrán el efecto deseado en el alumno en alguna de las tres áreas o en varias a la vez.
Con la virtualización de la educación, también tenemos que cumplir con los mismos retos de formación en el alumno, pero prácticamente sin contar con la presencial física del tutor. Esta virtualizacion se puede dividir en dos escenarios distintos, dependiendo de la presencia del tutor, si es en vivo (así sea a través de una videoconferencia, estaría ahí, por lo menos para responder preguntas), o si no está presente en vivo.
Los escenarios anteriores no son mejores ni peores el uno comparado con el otro. Son distintos y tienen ventajas y desventajas por si mismos. Para ambos escenarios se cuenta con plataformas informáticas que permiten llevar a cabo el proceso formativo. Pero depende del tutor saber explotar estas tecnologías para cumplir con el cometido discutido arriba. La construcción de competencias no es sencilla, por lo tanto se deben estructurar los cursos, y las intervenciones tanto del tutor como de los alumnos de tal manera que se pueda ir evaluando la adquisición o no de estas competencias, para hacer los ajustes pertinentes y lograr el cometido.
La tarea está en poder combinar todas las herramientas disponibles entonces para construir estas competencias. Hoy las plataformas para educación virtual o educación electrónica, o e-learning, van desde las gratuitas como Moodle, Claroline y Dokeos, hasta las que se distribuyen comercialmente.
Hoy todas soportan la posibilidad de hacer conferencias en vivo, conferencias en diferido, incrustar voz y video en las diferentes páginas, manejar foros, hacer y calificar en forma automática los exámenes, poner tareas, corregirlas y comentar sobre el desarrollo de las mismas.
El hecho que las herramientas estén, no implican que el logro del objetivo se dé solamente por el uso de la herramienta. La “virtualizacion” pone una carga adicional sobre el tutor para lograr transmitir y crear competencias sin necesariamente poder “ver” el desempeño y desarrollo del alumno.
Técnicas sencillas como considerar el foro como el aula de clases por ejemplo, permiten estructurar hilos de discusión como si se estuviera participando en una clase física. Las tareas deberían estructurarse como un “laboratorio” donde se pueda medir, en el resultado de la tarea, la correcta aplicación de los conceptos adquiridos. Las evaluaciones no deben ser solo como medida de adquisición de conocimiento, como tomando la lección sobre lo leído, sino indagando sobre la aplicación de lo leído a preguntas que exijan la utilización de dos o mas conceptos en conjunto.
Las herramientas están disponibles, el reto es poder utilizar las herramientas para crear competencias, reto que se puede cumplir con aplicación juiciosa hacia el logro de las competencias más que a la transmisión de conocimiento.
Revista Enter. Marzo 7 de 2009 José Camilo Daccach