domingo, 20 de febrero de 2011

EN 2045, LOS COMPUTADORES PENSARÁN SOLOS

La publicación se basa en los cálculos de un experto en la evolución del poder de cómputo.
Durante años, el tema ha servido como materia prima de la ciencia ficción: los computadores evolucionarán a tal punto que adquirirán vida propia y desplazarán a la humanidad. Así ocurre, por ejemplo, en las películas Inteligencia Artificial y Matrix.

Pero apenas unos pocos han planteado, como lo hizo Time esta semana, que el día en que las máquinas piensen por sí mismas podría estar a la vuelta de la esquina.

La prestigiosa revista usó como eje de su artículo de portada a Raymond Kurzweil, un estadounidense que ha dedicado su vida a estudiar, mediante sofisticados cálculos, la evolución del poder de los computadores. Según él, en el 2030 aquellos habrán equiparado en inteligencia al ser humano. Y para el 2045, la inteligencia artificial estará tan desarrollada que será autónoma.

"Para ese año -proyecta Time-, la inteligencia artificial será mil millones de veces más grande que toda la inteligencia humana que existe hoy". A ese momento se lo llama la Singularidad, una idea que cuenta con todo un movimiento de simpatizantes en EE. UU. y hasta una universidad dedicada a estudiarla.

Según sus promotores, una vez se alcance tal nivel, mucho de lo que es imposible actualmente, de acuerdo con estándares humanos, podrá hacerse realidad. La inmortalidad, por ejemplo. Una de las teorías es que con los avances tecnológicos que semejante inteligencia permitirá sería posible trasladar la mente y la conciencia a un computador -o a un robot- y así continuar viviendo por siempre.

"Las fronteras biológicas -permanentes e inevitables- son problemas difíciles pero con solución entre los que siguen la Singularidad. La muerte es uno de ellos. El envejecimiento es una enfermedad como cualquier otra y se puede curar", dice la revista, que corona su artículo con el sugestivo título '2045, el año en que el hombre se vuelve inmortal'.

Por supuesto, a la Singularidad no le faltan críticos. Uno de ellos es Dennis Bray. Sin descartar que los avances tecnológicos permitirán conquistar en el futuro cosas que parecen imposibles, este estudioso cree que los computadores, por más inteligentes que se vuelvan, jamás lograrán alcanzar el grado de complejidad de la mente humana y mucho menos su capacidad de sentir.

"Aunque los componentes biológicos actúan de una manera que se puede comparar con los circuitos electrónicos, son muy diferentes, dada la cantidad de formas y combinaciones que pueden adoptar. Esas combinaciones les dan a los seres vivos una capacidad casi infinita para almacenar información sobre condiciones pasadas y presentes, así como una habilidad única para prepararse hacia el futuro", argumenta Bray.

El corazón del sugestivo artículo no apunta tanto al triunfo de las máquinas sobre los hombres -un veredicto que está por verse- como a la transformación profunda y radical que podría sobrevenir si la ciencia, gracias al poder exponencial de los computadores, evoluciona a tal punto que logra derrotar a la muerte.

"Si yo puedo transferir mi conciencia a un computador, ¿seguiré siendo yo? ¿Quién decide quién se vuelve inmortal?¿Quién decide cuál es la línea entre la inteligencia sensible y la inteligencia insensible? ¿Cuál es el sentido de nuestras vidas al acercarnos a la inmortalidad, la omnisciencia y la omnipotencia? ¿No perdemos la humanidad al derrotar a la muerte?", se pregunta la publicación, por no hablar del desafío que semejante cambio traería a la religión. Todas preguntas, si se cree en las teorías de Kurzweil, que pronto encontrarán respuesta.

Para 'Watson', todo es elemental

Esta semana, en el popular concurso 'Jeopardy', un supercomputador desarrollado por IBM acabó con dos de los mejores competidores del programa de televisión.

La máquina, llamada 'Watson', les ganó en todas las categorías de preguntas (arte, cultura, ciencia y geografía). Diseñado para trabajar en un hospital, 'Watson' entiende conceptos y puede formular hipótesis.

Sergio Gómez Maseri
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington

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