Han sido 435 las denuncias de acoso virtual las que han llegado sólo este año al Grupo de Delitos Informáticos de la Policía en Colombia. Lo alarmante es que buena parte de ellas se trata de casos de 'matoneo' escolar, donde la víctima es un adolescente y los acosadores son sus propios compañeros de colegio. Algunas modalidades, como el envío de correos electrónicos amenazantes, insultos colectivos en el Messenger, mensajes de texto ofensivos, grupos degradantes en Facebook, figuran dentro de las favoritas de los acosadores.
Si bien este tema de la violencia dentro de las escuelas ocupa hoy en día un lugar importante en la agenda de los planteles educativos, las discusiones se centran en sus expresiones físicas, mas no en la nueva versión virtual. Los insultos y las agresiones en el ciberespacio siguen fuera de control.
La preocupación de los padres y maestros fue evidente en un foro de eltiempo.com ayer con los directivos de la Red PaPaz. Dentro de los casos expuestos, los padres hablaron de los efectos que el 'matoneo' virtual causa en sus hijos, donde la somatización y los daños emocionales son una constante grave e, incluso, irreversible. Uno de los niños agredidos por Internet desarrolló una gastritis aguda y otro tuvo una atrofia de la hormona del crecimiento. En situaciones de alto estrés como estas, algunos jóvenes, acorralados y acosados en un espacio virtual de emisión ininterrumpida, han considerado el suicidio como una salida desesperada.
Esta dramática situación no puede tomarse a la ligera y su crecimiento (con cuatro veces más casos que en el 2008) debe detenerse y erradicarse cuanto antes. En la actualidad existen herramientas que restringen la navegación de menores de edad y las mismas redes sociales prohíben la creación de grupos que degraden a terceros. Ha faltado acudir a sus administradores para frenar a los jóvenes que se escudan en espacios virtuales y hostilizan a otros. Los padres, los colegios y las entidades gubernamentales están en mora de regular la actividad de los jóvenes en Internet con mayor severidad.
Un trabajo conjunto de control, denuncia y apoyo a los jóvenes puede reducir drásticamente los ataques virtuales. Los métodos utilizados en el ciberespacio son más sutiles, más difíciles de rastrear y más dañinos. Justo por eso, urge debatir este tema, mostrarles sus riesgos y limitaciones a los jóvenes y sancionar a quienes insistan en escudarse en el anonimato de algunas redes sociales para atacar la honra y la dignidad de sus compañeros de clase.
Septiembre 8 de 2009 editorial@eltiempo.com.co
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