En cualquier sector de la economía y de la sociedad, las nuevas tecnologías modernas que nos avasallan constantemente desde hace 50 años, tienen una serie de mitos, que son aspectos asumidos como obvios, pero que a la postre no son del todo ciertos. Escuchamos los más incipientes mitos populares, como que el uso del celular con sus fuertes radiofrecuencias, produce cáncer o problemas severos de corazón o que los usuarios que trabajan largos periodos ante las computadoras, pueden resultar con impotencia. Todos ellos sin sustento por fortuna y totalmente descartados por las autoridades médicas. Otros mitos tecnológicos, ya no tan populares, como el pensar en la sustitución del profesor o docente por el arribo de las NTI, cuando lo que se debe pensar es en cambiar la mentalidad de muchos educadores, para dejar de ser maestros del siglo XIX, e integrar los roles y actividades de las nuevas tecnologías que brinda la sociedad moderna de la tercera revolución industrial, en beneficio nuestro y de los estudiantes. El solo hecho de pensar en NTI debe ser motivo de cambio y transformación.
A nivel educativo existen múltiples mitos, la gran mayoría muy ciertos a mi juicio, como que las NTI cambia los sistemas de aprendizaje y enseñanza; que ayuda a resolver las desigualdades educativas; que enseña a pensar y resolver problemas; que atrae a los alumnos y les hace aprender disfrutando; que es un instrumento educativo esencial e imprescindible, entre muchas otras. Así mismo, a nivel social y empresarial se escuchan más mitos sobre las NTI, como que es costosa, lo cual es falso, pues se considera “que lo costoso en la era de la información es no disponer de la tecnología.” Muchos microempresarios, según la Acopi, (Asociación Colombiana de Pequeños Industriales) ven la necesidad de invertir en recursos tecnológicos para “mejorar sus niveles de productividad, ahorrar tiempo, dinero y esfuerzo y tecnificar sus procesos para enfrentarse al mercado con mejores herramientas”. Hay que tener en cuenta que si es utilizada correctamente y beneficia al negocio, el retorno de la inversión es más rápido.
Otro mito hace referencia a lo difícil en su manejo y al tedioso mantenimiento interno que se debe tener con las nuevas tecnologías. Si bien en un comienzo era complejo, cada vez más los desarrolladores de programas, los hacen más amigables y simplifican sus accesorios para hacerlos más fáciles de manejar. De la misma forma, el soporte técnico y la extensión de garantías en la compra de los productos legales, brindan amplias soluciones a los problemas que se puede presentar.
Con todo ello viene otro gran mito, que la tecnología es insegura. Y entonces se hace latente el problema de los virus, las contraseñas y todos los riesgos de información privada y “secreta” que puede ser develada. En cuanto a ello, sabemos que es fundamental un buen entrenamiento y uso adecuado de las tecnologías, con procesos definidos de seguridad que impedirán riesgos, que generen en graves problemas.
Ya en un plano más personal, el ser cambiado por la Inteligencia Artificial, en un mundo totalmente tecnificado es otro pensamiento que como mito hay que dejar de lado. El hombre, en absoluto, será reemplazado en su pensamiento por una máquina. Sin embargo, no dejan de asombrar los avances en robótica que se dan casi a diario, alimentando mascotas virtuales como el recordado "tamagushi", o robots que tratan de imitar los movimientos de los animales y del ser humano como el Asimov, pero cuando llega el momento de hacer pensar a una máquina viene el gran problema. O casos excepcionales, como el recordado encuentro entre el campeón ruso de ajedrez Garry Kasparov y la máquina Deep Blue de la IBM, en la que esta última resultó vencedora, siendo la primera computadora con inteligencia artificial que hacía esta hazaña. La tecnología avanza pero nunca se asimilará al ser humano, como en el caso del concepto para la invención de la Cámara Fotográfica que por más digital que sea actualmente, jamás asemejará la perfección del ojo humano con su retina y el manejo exacto de la luz.
Hay algo muy cierto y que forma parte también de los mitos en referencia, y es que la inversión en tecnología está dada por el capital de Norteamérica, Europa y Asia y nos supeditamos a lo que ellos quieran realizar, dado que los países en desarrollo o emergentes tienen otras necesidades que cubrir de mayor importancia. Si bien, Sillicon Valley es un centro de producción de tecnología, ya hay muchos mecanismos de comunicación y retroalimentación con los consumidores del mundo, para mejorar cada vez más los programas (software), dependiendo de quién lo necesite y para qué lo utilice. Estamos en desventaja, es cierto, y debemos seguir dependiendo de ellos, con lo cual nos podríamos ver algo desactualizados con lo que utilizamos acá y están fabricando allá.
La gran brecha social y tecnológica que separa al hemisferio norte y al hemisferio sur es bien amplia. Y aquí hay que tener en cuenta algo, no es lo mismo el manejo de las NTI en un país desarrollado que uno en desarrollo (EEUU – Bolivia); con sistema económico capitalista, socialista o dictatorial (Gran Bretaña – Cuba – Corea del Norte); con religión católica, musulmana o budista (Francia – Arabía Saudi – Japón); con costumbres diferentes como (India, Irán, Etiopía, Myanmar) en fin gran cantidad de tópicos a tener en cuenta, que hacen que hoy día la humanidad no pueda estar dentro del camino de la sociedad de la información en forma conjunta. Tener contacto con las nuevas tecnologías no implica que seamos países desarrollados, es un grano de arena en el largo camino y está en nosotros y en los pasos que dé un estado de derecho, para sacar adelante este proyecto.
GABRIEL ALFONSO ARÉVALO C. - Octubre 15 de 2008